Devils Moon

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-Alice... ¿Quién diablos es Alice?

Refunfuñé con la nariz hundida en el cuello para protegerme de la lluvia. Las luces de los edificios y los neones se reflejaban en el suelo encharcado. Estaba indignada por la escasez de datos para localizar a esa tal Alice.
Y además, no me gustaba esa ciudad. Demasiados rincones oscuros, demasiados edificios con innumerables puertas y ventanas para mantener un control visual perfecto. Y sabía que me pisaban los talones. No tenía ni idea de en qué lugar se ocultaba Alice -escupí su nombre-, y procuré evitar las zonas más iluminadas para dar esquinazo a quienes me seguían. La música dance que surgía de los clubs parecía la compañía perfecta en ese laberinto lluvioso y de interminables edificios alzándose hacia el cielo cubierto de amenazantes nubes de tormenta.









Podía sentir algunos ojos fijándose en mi presencia, y acaricié distraidamente la forma familiar de mi 9mm bajo la chupa.

- Maldita lluvia. -Mascullé, apartándome con un brusco gesto de cabeza el mechón mojado que caía sobre mi ojo.

Crucé callejones con la tonta sensación de no saber qué estaba haciendo, y una sospechosa sombra en movimiento me puso en aviso, obligándome a cubrirme tras las columnas urbanas y recorrer con la mirada cada condenado rincón. Una sirena distante se sumó al ruidoso caos cuando la bala impactó en la pared junto a mi cuerpo. A escasos centímetros, de hecho.



- Maldición... - Gruñí, fiel a mi bienhablado carácter, y agazapándome, utilicé el mobiliario urbano para buscar un lugar desde el que poder localizar y responder los disparos de los bastardos que me perseguían y trataban de evitar que llegase a Alice. ¿Pero porqué? ¿Quién era esa... mujer? ¿Qué iba a decirme sobre mí, de la organización, de los sueños de las ovejas?
El agua de los charcos me caló las zapatillas y eso me puso de un mal humor de mil diablos. El cruce de balas no parecía alterar a nadie en la peligrosa ciudad.



Estaba rodeada, y tras quitarme de encima a uno de ellos utilizando como escudo varias cajas de las que prefería no conocer el contenido, salté sobre una Yamaha R1 y sus neumáticos besaron el asfalto cuando puse espacio de por medio, a todo gas.



No estaba sola, no había acabado con todos ellos y lo sabía. Había tenido suerte y esta batalla era mía, pero la guerra continuaba abierta. Aflojé el acelerador al girar una curva, y el cartel iluminado me golpeó como un puñetazo en la boca del estómago.

Allí estaba.

Alice.



Dejé aparcada con ternura a la bonita bestia de motor, pensando en que ya era hora de tener una de ésas para mí. Vigilando mis espaldas, contemple con atención el edificio, preguntándome aún qué me esperaría al cruzar la puerta.



¿Quieres saber qué me contó? ¿Si obtuve lo que buscaba?
Podría decírtelo... pero luego tendría que matarte.




Sim: Devils Moon
Vaqueros y cazadora: Aoharu
Zapatillas: HoC
Pelo: Truth
Moto: de F3derico Dagostino

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