Stumbleine

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Ya no tengo brújula
Estoy abrazada al aire
¿Dónde se rompen los latidos? ¿Con qué se desprende este último pedazo de sueño?
Y la casa amarrada a un árbol,
amarrada al viento.
Las hojas y el suave susurro arrastrando la nostalgia...
(Gloria Gervitz)





Sim: Stumbleine
Pelo: Analog Dog
Vestido: Kouse's Sanctum

Devils Moon

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-Alice... ¿Quién diablos es Alice?

Refunfuñé con la nariz hundida en el cuello para protegerme de la lluvia. Las luces de los edificios y los neones se reflejaban en el suelo encharcado. Estaba indignada por la escasez de datos para localizar a esa tal Alice.
Y además, no me gustaba esa ciudad. Demasiados rincones oscuros, demasiados edificios con innumerables puertas y ventanas para mantener un control visual perfecto. Y sabía que me pisaban los talones. No tenía ni idea de en qué lugar se ocultaba Alice -escupí su nombre-, y procuré evitar las zonas más iluminadas para dar esquinazo a quienes me seguían. La música dance que surgía de los clubs parecía la compañía perfecta en ese laberinto lluvioso y de interminables edificios alzándose hacia el cielo cubierto de amenazantes nubes de tormenta.









Podía sentir algunos ojos fijándose en mi presencia, y acaricié distraidamente la forma familiar de mi 9mm bajo la chupa.

- Maldita lluvia. -Mascullé, apartándome con un brusco gesto de cabeza el mechón mojado que caía sobre mi ojo.

Crucé callejones con la tonta sensación de no saber qué estaba haciendo, y una sospechosa sombra en movimiento me puso en aviso, obligándome a cubrirme tras las columnas urbanas y recorrer con la mirada cada condenado rincón. Una sirena distante se sumó al ruidoso caos cuando la bala impactó en la pared junto a mi cuerpo. A escasos centímetros, de hecho.



- Maldición... - Gruñí, fiel a mi bienhablado carácter, y agazapándome, utilicé el mobiliario urbano para buscar un lugar desde el que poder localizar y responder los disparos de los bastardos que me perseguían y trataban de evitar que llegase a Alice. ¿Pero porqué? ¿Quién era esa... mujer? ¿Qué iba a decirme sobre mí, de la organización, de los sueños de las ovejas?
El agua de los charcos me caló las zapatillas y eso me puso de un mal humor de mil diablos. El cruce de balas no parecía alterar a nadie en la peligrosa ciudad.



Estaba rodeada, y tras quitarme de encima a uno de ellos utilizando como escudo varias cajas de las que prefería no conocer el contenido, salté sobre una Yamaha R1 y sus neumáticos besaron el asfalto cuando puse espacio de por medio, a todo gas.



No estaba sola, no había acabado con todos ellos y lo sabía. Había tenido suerte y esta batalla era mía, pero la guerra continuaba abierta. Aflojé el acelerador al girar una curva, y el cartel iluminado me golpeó como un puñetazo en la boca del estómago.

Allí estaba.

Alice.



Dejé aparcada con ternura a la bonita bestia de motor, pensando en que ya era hora de tener una de ésas para mí. Vigilando mis espaldas, contemple con atención el edificio, preguntándome aún qué me esperaría al cruzar la puerta.



¿Quieres saber qué me contó? ¿Si obtuve lo que buscaba?
Podría decírtelo... pero luego tendría que matarte.




Sim: Devils Moon
Vaqueros y cazadora: Aoharu
Zapatillas: HoC
Pelo: Truth
Moto: de F3derico Dagostino

Resources

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... Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.



















Sim: Resources - Here

Finding Neverland

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Las olas me golpeaban sin fuerza y el escozor salino de las heridas me provocó un apagado gemido. Entreabrí los ojos con pesadez, tratando de darle sentido a lo que veía.

-¿Dónde... ? -Sentía la garganta seca, y cuando traté de moverme, percibí todo el cuerpo magullado y dolorido. Las gaviotas y los albatros me sobrevolaban como si esperasen que me convirtiera en pescado, y una mejor visión del entorno hizo que un escalofrío me trepara por la espalda al divisar las aletas que rodeaban el tablón en el que tras el naufragio parecía haberme desvanecido hasta alcanzar esa desconocida costa. Las luces rosadas y anaranjadas me señalaban el ocaso, y no con poco esfuerzo, pude alcanzar la pasarela del puerto.





-¡¿HOLA... ?! -Palpé los arazaños de mi abdomen y busqué con la mirada alguna presencia en la isla. ¡Ese barco y el fuego encendido debían pertenecer a alguien! Escruté entre las sombras que caían sobre las escarpadas laderas de la isla la mínima señal de que no fuera la única persona allí, pero tan sólo recibía la respuesta de los gritos de los aves, y el golpeteo de las olas contra las rocas. ¿Qué era aquello que entreveía sobre los peñascos? ¿Cabañas... ? Sintiendo hambre, y sed, me acerqué hasta la hoguera para entrar en calor.




Antes de que cayera la noche, tenía apenas unos minutos para atreverme a adentrarme en la isla y confiar en encontrar a alguien que pudiera indicarme dónde me hallaba. Al menos había recuperado un poco de calor, y necesitaba encontrar agua dulce. Procuré hacer ruido al caminar entre los abetos, para no sorprender a algún animal salvaje, especialmente tras escuchar desasosegantes aullidos que atravesaban la oscuridad.
Sin embargo, no podía sino detenerme a admirar las increíbles vistas y los bellísimos colores que la caída de la noche iba provocando en cada rincón. Seguro que era fácil acostumbrarse a vivir en un lugar tan fascinante y paradisíaco.





Pero no podía perder el tiempo, y continué ascendiendo por las pendientes de la montaña. Mi corazón dio un vuelco al encontrar unas ruinas, y más restos de mi naufragio, pero ni rastro de otro ser humano... La inquietud comenzaba a invadirme cuando creí distinguir una capucha entre las viejas piedras... hasta que la figura se giró, y la negrura de su rostro me hizo lanzar un aterrado grito y correr hacia la parte superior de la ladera, sin resuello y con el vello erizado.



-¡Socorro! ¿No hay nadie aquí? -Volví a gritar, mientras ascendía hasta alejarme lo suficiente de la terrorífica presencia. Corrí descontroladamente hasta que me di cuenta de dos hechos a la vez: el primero, que la noche ya estaba sobre mí, y ahora no podría ni sabría regresar a la relativa seguridad de la hoguera de la playa, y en segundo lugar... que esa isla no estaba abandonada, y bien lo demostraba la construcción de casas que unían todos los árboles de la cima de la isla. Me quedé sin aire, atenta a los ruidos, a las luces, esperando por fin encontrar un nativo. El croar de los sapos me hizo reaccionar. ¿Sapos? ¡Agua! Seguí el sonido, cruzando con alivio una nueva hoguera, y tratando de espantar a los agresivos insectos que no hacían más que acicatearme y empujarme.

-Agua... -Sentí deseos de llorar de puro alivio al toparme con el estanque natural. Me acuclillé y bebí con ansia, suavizando la aspereza de la boca. Aproveché y pude limpiarme las heridas, hundiendo mi cuerpo en el resfrescante y limpio líquido transparente, agradeciendo la retirada de sal, arena y sudor. Uno de los insectos se había propuesto seguirme como si se tratara de un perro guardián, y acabé por aceptar su presencia e incluso me resultó una compañía más aceptable que continuar sola por la enigmática isla.






Un poco más tranquila después de haber resuelto el problema del agua, y tras la agotadora jornada, mi cuerpo exigía descanso, y con el estómago hambriento pero sintiéndome limpia, regresé al fuego encendido para buscar postura entre las rocas y esperar la llegada de la mañana.



Quizá el sol me traería respuestas... o quizá no... ¿tú lo sabes?





Sim: Casys - Finding Neverland
Pelo: Truth
Outfit: LVS&CO
Tattoo: de Piper Soleil

Home

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No parecía diferente a cualquier parque. El canto de las cigarras y los jilgueros otorgaba una calma familiar, el olor del arroyo en movimiento aumentaba la sensación de pureza.
Era, al menos en apariencia, sólo un parque más.



Bajo el primaveral sol, la chaqueta podía llegar a pesar, pero junto al agua y al adentrarme en el bosquecillo de pinos, agradecí, incluso, la gorra.



Era un sueño tan agradable, que me alegré de estar en él. A medida pasaban las horas, el olor de las innumerables lilas se mezclaba con el de la hierba y el compost húmedo bajo las coníferas. Se levantó una brisa suave, sin llegar a ser molesta, y me senté al solitario piano, acariciando sus teclas con delicadeza, fingiendo ser Chopin. Las farolas iluminaron la cálida plaza con mesas, y dejé vagar mi mente mientras las parejas invisibles compartían miradas y baile.






Al caer la noche, y sin llegar a sentirme intranquila, busqué un lugar donde guarecerme del frío y la soledad, reparando en una cueva tras el bosque de pinos y fresnos.



No parecía el mejor lugar donde una debería pasar la noche, y temí que pudiera regresar el legítimo propietario de esas sillas y las bolsas de basura, pero seguía sin percibir amenaza en el sueño. Con un suspiro de cansancio, y esperando despertar, me serví atrevidamente un poco del café que se mantenía caliente en el termo junto al sillón, y esperé.
Esperé hasta que la realidad volvió a arrancarme del espejo...



¿Dónde me llevaría la próxima vez?




Sim: HOME
Pelo: Maitreya
Chaqueta: Ducknipple
Botas: Redgrave
Pantalones: Aitui